"Gobierne quien gobierne, la sanidad no se vende". Ha sido uno de los gritos más repetidos esta mañana en Osuna por varios miles de manifestantes convocados por la plataforma de la Marea Blanca en defensa del sistema sanitario público. Unas cinco mil personas han querido mostrar su indignación por el desmantelamiento que sufre la sanidad en toda Andalucía, especialmente grave en el área sanitaria de Osuna. La sanidad no se vende gobierne quien gobierne. El problema es que en Andalucía gobierna un partido contrario a la sanidad pública, aunque en su discurso diga lo contrario. Con mayoría absoluta, además.

La reflexión anterior la hacía esta mañana uno de los manifestantes desplazados a Osuna. Así que la solución sólo puede venir de un cambio de gobierno. El dilema es que eso no sería posible hasta dentro dos años y cuatro meses (las últimas elecciones fueron en junio de 2022). Puede que sea demasiado tarde dada la extrema precariedad del sistema sanitario. Oído en el acto de esta mañana en Osuna: "la sanidad pública andaluza está gravemente enferma y, en el caso del área de Osuna, agoniza".

¿Resistirá dos años más? La atención primaria está en desbandada, las especialidades sumidas en el caos y las operaciones quirúrgicas, en situación de colapso. Primero, por los recortes presupuestarios. Segundo por la desorganización. Y tercero por el centralismo sevillano, que decide en los despachos sin conocer la realidad del mundo rural. La solución de emergencia ideada por el gobierno andaluz ha sido aprobar una partida de 234 millones de euros, pero de los que 120 van a ser destinados a pagar atenciones en clínicas privadas. Lo ha dicho en su intervención el portavoz de las Mareas Blancas de Andalucía, el médico Antonio Vergara.

El presidente Juanma Moreno apuesta por desviar la atención sanitaria al sector privado, siguiendo el dictado que le susurran al oído los fondos de inversión de las grandes aseguradoras. Desoyendo los gritos de miles de ciudadanos y ciudadanas que reclaman una sanidad cien por cien pública, universal y de calidad. El resultado de esta operación será que, si continúa esta deriva, "cuando lleguemos a la puerta del hospital nos pedirán la tarjeta, pero no la sanitaria, sino la de crédito", ha dicho el portavoz de la Marea Blanca. Para lograrlo necesitan deteriorar tanto el sistema público que la población quiera echarse en brazos del privado. La parte de la población que pueda, claro. La otra parte, a la beneficencia.

Así de crudo pinta el panorama descrito esta mañana en Osuna y así los sufren cientos de miles de usuarios de la sanidad pública. Más de 900.000 andaluces esperan en este momento algún tipo de atención sanitaria: consulta de especialista, prueba diagnóstica o intervención quirúrgica. Contra eso se han manifestado varias miles de personas frente al hospital de Osuna, con asistencia de casi todos los alcaldes de los 24 municipios del área sanitaria. Y una marea humana llegada de todos los pueblos. Desde Fuentes, dos autobuses fletados por el ayuntamiento. Una marea que trata de salvar a la desesperada un sistema sanitario público cuyas alas están lastradas por el chapapote de los intereses privados.