Por debajo de los 15 grados centígrados parece que ni la sangre fluye como debe ni las ideas fluyen como la mente quisiera. Ni siquiera el público fluye. Juego frío en un pabellón frío, mal acondicionado -mucho frío en invierno y mucho calor en verano- y sin apenas público. Con todos esos condicionantes, poco tiene de extraño el resultado 2-3 cosechado esta tarde por el equipo de voleibol femenino frente a un Fuenlabrada que, pese a estar tres puestos por detrás del Fuentes, llegó con el zurrón cargado de experiencia y picardía. La veteranía dicen que es un grado. San Miguel, la entrenadora-colocadora del equipo madrileño, vale un Potosí no sólo por los tantos que anota, sino porque sabe situar la defensa justo a la zona donde se dirige el ataque fontaniego.

De menos a más ha ido el equipo de Fuentes, pero sin ambición suficiente para remontar. A trancas y barrancas y al última hora ha logrado equilibrar los resultados de cada set para camuflar la inferioridad de eficacia. Fuentes ha jugado bonito, Fuenlabrada feo. Pero los puntos han sido para el equipo visitante y, al final, eso es lo que cuenta. Fuentes ha remontado los marcadores parciales hasta forzar el quinto set, pero sin eficacia. El primer set ha quedado en 24-26 después de ir perdiendo Fuentes a lo largo de todo el periodo y empatar a 24-24. Los dos últimos puntos los ha anotado el visitante.

Algo más de ventaja ha obtenido el Fuenlabrada en el segundo set, que se ha saldado con un 20-25 y en que el Fuentes no ha conseguido igualar a las madrileña. En este segundo set ha sufrido una luxación Ana Guitart y ha tenido que abandonar el juego. El tercer set ha sido para el Fuentes con la contundencia del 25-19. El mejor momento de juego de las locales, aunque con excesivas dudas. También el cuarto periodo se ha decantado para el Fuentes por 25-23, aunque el quinto periodo se ha saldado con clara ventaja de las madrileñas por 9-15.

A lo largo de todo el partido ha sido como si Fuentes temiera ganar, pese al buen juego desarrollado por momentos. El vértigo de las alturas. La cuarta posición en la tabla es un balance envidiable, aunque como dice el entrenador Del Hoyo, un balance que deja al equipo "en tierra de nadie". Lejos del descenso, pero de muy difícil ascenso. A 25 puntos del descenso y a 8 del ascenso. Subir de categoría no es imposible, aunque muy difícil porque tendría que ganar todos los partidos y sus rivales perderlos. Y Fuentes, después de una primera fase de la ligar excepcionalmente buena, no está en su mejor momento de la competición.

Tercer partido consecutivo perdido, algo inaudito en la trayectoria de este equipo de voleibol, que entrena mejor que juega, afirma su director de escena. ¿Cómo es posible? El diagnóstico es el vértigo de las alturas y la falta de un espacio propio en la clasificación. La extrema juventud. La bisoñez. La ausencia de una meta clara. El de Fuentes es un conjunto en busca de un lugar en el universo de la primera división del voleibol femenino. Un concierto en busca de autor. Urge hallar un rumbo, una meta, una ambición.

La paradoja es que Fuentes esté buscando un espacio propio cuando lo previsible era que estuviera luchando por la permanencia en una categoría que hace dos años parecía un sueño inalcanzable. Vendrá la primavera, la sangre hervirá de nuevo y Fuentes encontrará su sitio en la primera división del voleibol femenino. Aunque esta tarde parecía lejano, incluso llegará el verano y habrá que echar de menos los rigores del invierno en el pabellón de la estación.