Por un quítame allá esos vatios volvimos a las cavernas. Por un día, nos sentimos como se sienten en los barrios pobres todos los días, esos en los que la energía eléctrica va y viene, pero no se queda, en los que lo único importante es el beneficio de las empresas eléctricas. La infalible tecnología nos provee de amor y felicidad. Antes, cuando la vida era analógica, siempre había velas de parafina en algún cajón, gas butano, radios a pilas y planes B. Ahora nos asombramos de que la tecnocracia no nos permita ir al baño manteniendo la puntería. Qué triste es la vida cuando no se puede comer caliente, ni beber agua, ni vivir en un octavo piso, ni hacer solitarios en el móvil. En un nano segundo pasamos de brillar en la oscuridad a no ver tres en un burro. Tanta inteligencia artificial, para acabar teniendo tan pocas luces.

Muchos vieron la sombra alargada de Putin en el papel de villano de James Bond. A estos tiempos que vivimos les va el cómic y las novelas de espías. En otra época, a esta catástrofe le seguiría una investigación meticulosa llevada a cabo por la agencia de Técnicos de Investigación Aeroterráquea, T.I.A., con el Superintendente Vicente coordinado el CECOPI. Pero ya no somos el país de Pepe Gotera y Otilio en el que la chapuza brilla por común, un país a salto de mata en el que todo se improvisa. Ahora somos científicamente modernos, hablamos inglés y tenemos la piel más blanca que nunca.

Ya somos europeos mal que a alguno le pese y quiera poner Pirineos de por medio. El problema es que no tenemos un buen enchufe, por eso somos, junto con nuestros primos de Portugal, excepcionalmente ibéricos. El más flambeado que flamante secretario general (sin mando en plaza) de la NATO, Mark Rutte, ya lo dijo, los ibéricos somos PIGS. Cierto es que este tío, genuflexo ante Trump, no tiene ni idea de lo que es un cerdo ibérico ni de sus andares, ni a qué sabe un jamón con chorreras. Pero qué más da, tampoco tiene gracia y ahí está, haciendo de Chiquito de la Calzada para los americanos, “esas nobles mentes, pero infantiles”, como diría Manolo Morán. En cualquier caso el presidente del gobierno “nos debe una explicación y esa explicación nos la tiene que pagar”, piensa Feijoo mientras esconde al nada honorable president Mazón y exhibe al experto en resolver crisis, José María Aznar, ante sus euro-colegas en Valencia.

A estas alturas ya no sé si Pedro Sánchez es el pupas al que le crecen los enanos hasta poder jugar en la NBA o un émulo de Jose Luís Ozores  en el papel de “El Gafe”. Aunque quizá es la reencarnación de Charlton Heston en los “Diez Mandamientos”, pero sin barba ni el pelo cardado, guiándonos por el desierto. Una travesía en busca de la prosperidad prometida, sobreviviendo a pandemias, salidas-huidas de Afganistán, volcanes, guerras por aquí, inflaciones, guerras por allá, danas y apagones apocalípticos. Además de sufrir los ataques de fascistas americanos, rusos, israelíes, franceses, húngaros, italianos, argentinos, Ayusos, Abascales y Alvises... Todo esto, unido a que Belén Esteban ya tiene un programa en TVE, demuestra que estamos vivos de milagro.

Los españoles otra vez hemos demostrado civismo ¡Sólo el pueblo salva al pueblo bien organizado en un estado democrático! Esta vez no se han visto individuos robando televisores de LED, ni Rolex de oro, ni siquiera papel higiénico. Fue distinto en Valencia, con eso sí que no podemos sacar pecho. Los delincuentes se comportaron como tales, algunos políticos también, negándolo todo, echándole las culpas hasta a La Cruz Roja. Uno de los grandes misterios de la humanidad es, además de qué ocasionó el Big Bang, lo que estuvo haciendo Carlos Mazón el día de la espantosa riada que mató a doscientas y pico personas y destrozó la vida de miles. No sabemos lo que hizo, pero sí lo que no hizo, su trabajo. Ahí sigue sonriente, dando las gracias mil veces a los periodistas en lugar de responder a sus preguntas. Solo le falta ponerse a cantar: “Y sólo tú, y sólo yo…” como cuando quería triunfar en la música sin conseguirlo, lo cual fue alivio para la música pero un desastre para los valencianos. Aunque, desde luego, hay que reconocer que ha dado el cante.

Oh, España, reserva espiritual de occidente, destino en lo universal, la de “lo que a nosotros nos honra a otros les envilece”. Tierra de Papas que se mantienen en sus trece, Papas del Palmar de Troya y Papas a lo pobre ¿Por qué nos quedamos siempre a dos velas? ¿Por qué a esta tierra de sol intenso y hogueras de San Juan, siempre le acechan las tinieblas? ¿Por qué deslumbran tanto los que tan pocas luces tienen? ¿Por qué “en España de cada diez cabezas, una piensa y nueve embisten”?