El sábado pasado, 29 de mayo, el periódico “fuentesdeinformacion.es” publicaba la reunión de unos 20 jóvenes para intentar organizar un acto de reconocimiento a hombres y mujeres de nuestro pueblo que opusieron resistencia a la dictadura franquista durante más de 40 años, bajo el lema “que ningún luchador o luchadora por la libertad y los derechos quede en el olvido”.

Este artículo es para sumarme a esta iniciativa y aclarar nuestra historia reciente. La dictadura de Franco tuvo siempre como principio la represión y la destrucción de los consideraba enemigos de España; todos aquellos que habían apoyado a la República o simplemente no habían manifestado su adhesión absoluta al nuevo régimen, no importando cuántos hubiera que detener, torturar, encarcelar o asesinar para conseguir el objetivo de anular cualquier oposición.

Los vencedores de la guerra desencadenaron por tanto una represión fuera de todo control mezclándose en ella la venganza personal y la persecución ideológica. Es la época de los llamados “paseos”, en la que se fusilaba en las tapias de los cementerios, se detenía a las familias de los antifranquistas o se les infligía palizas públicas. Asimismo el régimen se dotó de una legislación, con la publicación el 9 de Febrero de 1939 de la Ley de Responsabilidades Políticas, con la que ejerció la depuración total de las personas que de una u otra forma habían colaborado con la República desde 1934 y la Ley de Represión del Comunismo y de la Masonería.

Junto a los juicios militares que llevaron a cabo a la pena de muerte alrededor de 40.000 personas, se establecieron juicios civiles por responsabilidad política que podían acabar en penas de prisión, confiscación de bienes, destierro, depuraciones….  Así, maestros, administrativos, empleados municipales…. fueron separados de la función pública y las cárceles españolas estuvieron llenas de vencidos de la guerra y de nuevos opositores al régimen hasta bien entrados los años 50.

Los soldados republicanos hechos prisioneros eran conducidos a los campos de concentración, coordinados por el servicio de colonias penitenciarias militarizadas, caracterizados por la explotación laboral de los prisioneros, organizados en batallones de trabajadores. El franquismo creó en ellos un sistema de trabajos forzados en su propio beneficio y unir el concepto de redención de penas por el trabajo, un mecanismo por el que se reducía la pena en 1 día por cada 2 trabajados. Además, y en lo que se refiere al salario penal del preso, de cada 2 pesetas diarias en concepto de jornal, una y media se las quedaba el Estado, y la media restante les servía  a los presos para comprarse botas y ropa usadas y enviar lo que le sobraba a su famélica familia.

Los presos en los campos de concentración eran clasificados en "adictos y no hostiles" al movimiento nacional”’, o tipo A; "desafectos sin responsabilidad", tipo B, pasaron a campos de concentración, siendo condenados a un máximo de 12 años y un día e integrándolos en los batallones de trabajadores; "desafectos con responsabilidad", tipo C, que pasaban directamente a una prisión bajo la jurisdicción de la auditoria de guerra del ejército de ocupación, la cual les sometía a un juicio sumario del que se originaban numerosísimas condenas a muerte o a prolongadísimas penas de prisión, desde 12 años y un día a 30 años y un día, para pasar posteriormente a formar parte de los batallones de trabajadores.

Los batallones de trabajadores eran unidades militarizadas y disciplinadas que servían para que los presos republicanos realizaran de forma esclava y forzada trabajos pesados y de alto riesgo en la reconstrucción de zonas dañadas y también para ser "alquilados" por empresas privadas ligadas al incipiente régimen, empresas que obtenían gracias a ello mano de obra muy barata por la que pagaban al Estado -dueño, amo y señor de esos forzados, a todos los efectos esclavos- una cantidad muy inferior al salario real de un trabajador libre.

Los presos políticos fontaniegos, apresados en el frente republicano por las tropas rebeldes, fueron clasificados en los grupos B y C. Por tanto, condenados a prisión entre 12 años y un día y 30 años según su participación en el ejército republicano y su vinculación política.

-A 8 años por "rebelión" o "traición" fueron condenados José Gallego Caro, concejal, y Juan Caballero González.

-A 12 años y un día Sebastián Escobar Tortolero, Rafael López Ramos, Juan José Aguilar Vargas, Rafael Ruiz Ruiz y  José Lora Conde.

-A 20 años Manuel Valladares Barcia, que había sido también concejal.

-A 26 años, 8 meses y 1 día Ramón López Pérez, (apodado como Ramón del “Pozo Nuevo”, tocaba muy bien el acordeón y era tío de Bernardino y “Michiclorio”).

-A 30 años Agustín Migueles Parrado, Antonio Marín Marín, Antonio Fernández Guerrero, Juan Ayora Moreno y Diego Calderón Calero.

Los 9 siguientes fueron condenados a 12 años y un día por su pertenencia a la logia masónica “Triángulo Adelante Hermanos” de Fuentes de Andalucía:

-Manuel Sarria León

-José Gómez Pérez

-Antonio Gil Parrado

-Sebastián Aguilar Romero

-Sebastián Ruiz Ruiz

-Francisco José Marín Peña

-Cristóbal Muñoz Llorente

-José Naranjo García

-Francisco Caro Fernández.

Por tanto estas personas fueron las primeras represaliadas tras la Guerra Civil.

(Foto: uno de los "batallones de trabajadores" del franquismo)