Después de leer el artículo de Jesús Cerro del domingo en Fuentes de Información pensé que lo mejor era guardar este artículo mío, que ya había escrito, como recuerdo. Pero después de comentarlo con una maestra del colegio Santa Teresa me animo a publicarlo. Dice que el claustro y la comunidad educativa estarían contentos de que su trabajo diese no para dos artículos, sino para muchos artículos. Además, “el primer impulso es el que vale y tú has tenido el de escribir sobre lo que vistes y sentiste”. Seguro que los dos artículos estarán bien. Así que me atrevo a publicar este artículo sabiendo que el de Jesús es el mejor.
Hay mañanas que sin esperarlo te hacen un regalo hermoso, lleno de color, de vida, de sonrisas, de emociones. Todo eso solo con asomarte al colegio Santa Teresa, el mismo donde hace mucho tiempo aprendí a ser maestra o al menos a intentarlo: nunca se es del todo, pues en eso consiste el Magisterio. Siempre aprendiendo, especialmente del alumnado. Una llamada de teléfono de una amiga me recordó la cita: “Te estoy esperando en tu puerta, en coche” Y yo: “Uy, menos mal que me has llamado. Se me olvidó, cosas de la edad, dejo las lentejas que iba a cocinar y salgo”.

Cuando llegué al Santa Teresa, la mañana se llenó de colores, de luz, de verdadero arte creado por niñas y niños de todas las edades. Allí me encontré con Kandinsky, Miguel Ángel, mi admirada Frida Kahlo, Miró, Maruja Mallo, Vincent van Gogh, responsable de mi interés por la pintura hace mucho, entre otros muchos pintores. Tal vez eché de menos más pintoras, la Historia del Arte las ha ninguneado, como en la ciencia y la música. Pero no puedo dejar que esto sea motivo para dejar de contar lo que vi y sentí.
Sentí que las niñas y niños son capaces de crear, de aprender y sumergirse en el mundo del arte, disfrutar con él, sentirse protagonistas y estar dispuestas y dispuestos a seguir por el camino de la cultura. No podemos ser indiferentes al esfuerzo de maestras y maestros, esos que están detrás del enorme trabajo de la exposición que pudimos ver en el Santa Teresa. El profesorado supo estar en un segundo plano, dejar al alumnado el protagonismo de sus creaciones, aprendiendo a ser guías dentro de un museo imaginario de obras creadas con materiales reciclados, donde unos simples cartones, plastilinas o lentejas, mira por dónde, han sido transformados en arte, en belleza y originalidad.
La comunidad educativa del “colegio de la estación” ha creado cultura, tan necesaria en estos tiempos grises donde apenas podemos encontrar esperanza. Ahora es el tiempo de que esa cultura transcienda a Fuentes y sepa crear interés en un futuro donde el ocio esté acompañado del placer de crear, de contemplar la belleza sin necesidad de consumir para sentirse vivos y parecer que se es alguien. Belleza que traiga aire fresco entre tantas banderas, banderitas y tradiciones creadas anteayer, que esas niñas y niños se sientan libres para crear sus propias obras, sin ataduras, donde puedan expresar sus sueños que ojalá sean de paz, de amor a la naturaleza y a la otredad.
