El domingo pasado escribía la primera parte de este artículo, dedicado a homenajear a las personas que fueron perseguidas por pensar de forma diferente al ejército sublevado contra la República. Recordaremos a las mujeres perseguidas, maltratadas y fusiladas en el verano de 1936 en Fuentes.

No olvidaremos nunca a las mujeres del “Aguaucho”: María Caro Caro, Josefa González Miranda, Dolores García Lora; Josefa García Lora, Coral García Lora, Joaquina Lora Muñoz, María Lourdes León Becerril y María Jesús Caro González

Recordaremos cómo el día 17 de agosto fue fusilada Manuela Moreno Ayora, tía política del primer teniente de alcalde. El 18 lo fueron Matilde Muñoz Caro, Agustina Tortolero Becerril e Isabel Becerril Humanes y el 21 del mismo mes, Matilde Márquez Gómez y Carmen Fernández Arroyo. El 3 de septiembre, Josefa Moreno Ayora, suegra del primer teniente de alcalde. Recordaremos cómo el 6 de septiembre fue fusilada Visitación Ruiz Martín, junto a Julia Miranda Barcia y Dolores Caro Galiano y otros 3 fontaniegos en Cañada Rosal.

Visitación era hermana del alcalde José Ruiz Martín. Vivía en la calle Pozo Santo número 19 y cuando tuvo noticia de la muerte de su hermano, desesperada salió a la calle gritando e insultando tanto a los dirigentes sublevados como a los locales. Un vecino la acusó y los falangistas se la llevaron a la cárcel. A pesar de ser una buena mujer, incluso religiosa, no fue motivo suficiente para librarse del paredón. Según versión de su sobrina Carmen, antes de morir tuvo un gesto muy humano, se quitó los zarcillos de oro y se los dio a uno de los que formaban el pelotón, al que le pidió que se los entregara a su sobrina, que por supuesto nunca recibió.

Recordaremos a las últimas mujeres ejecutada en Fuentes en 1936. Se produjeron en la noche del 25 al 26 de septiembre: Carmen Estanislao Moreno, Mercedes Medrano Caro, Rosario Guillén González y Juan Antonio Carracedo Ayora. Carmen era la mujer del primer teniente alcalde, Francisco Ávila Fernández, fusilado el 24 de julio camino de Écija. Carmen estaba embarazada de 7 meses cuando fue arrestada por las fuerzas represoras locales. Su hija Virtudes fue entregada para su educación y custodia a las Hermanas de la Cruz.

Carmen había sido detenida por el único delito de ser la mujer de un dirigente comunista local. En la cárcel se sintió mal por su embarazo y fue llevada al hospital que regentaban las Hermanas de la Cruz, donde se encontró con su pequeña hija Virtudes. La noche del 25 fue sacada del hospital y fue trasladada al cementerio local, donde fue fusilada de madrugada a pesar del avanzado estado de gestación. Los que contemplaron la escena se sintieron profundamente consternados al ver los estertores de un vientre bárbaramente agitado por el feto alojado en él y que desesperadamente buscaba la vida. Único fontaniego que fue ajusticiado sin conocer la causa de su muerte.

Mercedes había asistido a la destrucción del chozo de su padre en la Fuente del Cabo, donde residía toda la familia. Había presenciado cómo los falangistas y miembros de la Guardia Cívica habían detenido a sus hermanos José y Manuel, que fueron fusilados en Cañada Rosal el 3 de septiembre. Ella fue detenida por ser la novia de Francisco Lora Caro, dirigente comunista y una de las primeras víctimas de la represión franquista local. Su vinculación amorosa con Francisco fue la causa de su fusilamiento junto a Carmen Estanislao, la mujer de Paco Ávila.

El caso de Rosario es de una crueldad inusitada, no sólo por la muerte trágica en sí, sino por los motivos de esa muerte y las consecuencias que tuvo. Era la mujer de un jornalero, ama de casa, jornalera en ocasiones para poder sostener a su numerosa familia, 5 hijas y un hijo. Como cualquier jornalero tenía largos periodos de tiempo sin trabajo, dedicándose a recoger espárragos, cogollos u otros productos que la naturaleza daba y que la mujer vendía por las casas del pueblo. También se dedicaba a hacer objetos de pleita que asimismo vendía. Un día en que iba vendiendo redondillos de pleita por la calle, la mujer de un guardia civil se interesó por uno y le pidió el precio. La vendedora pidió 5 pesetas y la compradora ofreció 4, típico regateo hasta que esta última le dio las 4 pesetas ofrecidas y se llevó el redondillo ante las protestas de Rosario.

Tras el golpe militar, el marido de Rosario, Pablo, para evitar complicaciones a su familia se marchó con todos a un chozo en la Aljabara. Un día que el matrimonio tuvo que venir a Fuentes a comprar algo que necesitaban se toparon con la mujer del guardía civil y esta comenzó a señalarla con gesto y palabras y para evitar males mayores regresaron apresuradamente al chozo. Por la noche los falangistas detuvieron y se llevaron presa a Rosario y posteriormente ajusticiada. Pablo tuvo que atender a sus hijos y para que pudieran subsistir dejaba él de comer para que ellos pasasen la menor hambre posible, hasta que murió por inanición. Sus hijos fueron recogidos por las Hermanas de la Cruz. Parece ser que aquella mujer, movida por sus remordimientos, enviaba a los hijos de Rosario y Pablo leche y otros alimentos al ver la situación a que habían llegado por su acción pasada.

Recordaremos a María Martínez Lora, fusilada igual que sus hijos Joaquín y Manuel Caro Martínez. Mujer trabajadora nata: trabajaba en el campo, en las recolecciones agrícolas y cuando no iba al campo limpiaba las casas de las familias pudientes del pueblo.. Un día, sin previo aviso, la Guardia Cívica se presentó en su casa y la detuvo conduciéndola a la cárcel para posteriormente ser fusilada sin que su familia supiera nunca los motivos de su detención y posterior muerte.

Recordaremos a tantas mujeres, hijas, esposas, madres, novias, hermanas y ….. que fueron perseguidas, maltratadas, vejadas, violadas y matadas por una injusta guerra civil motivada por los intereses de una clase social que nunca quiso perder sus privilegios y sus ideas para así someter a los que no pensaban como ellos y luchaban por la libertad y la igualdad.