Francisco Caraballo Cano es otro emigrante fontaniego nacido en el barrio la Rana y que partió hacia Elche en 1977. Hijo de un Monumento y una Cochinita, apodos profundamente fontaniegos. Francisco guarda anécdotas para llenar tres entrevistas. Dice que cada familia tiene su destino. Frente la insistencia del sufrimiento del emigrante, Francisco Caraballo resalta que quedarse en Fuentes no es garantía que pasarlo bien. Aunque se hable siempre del que se va fuera. Su padre se fue a Elche y su tío, José Podestá, prefirió quedarse. A los dos les ha ido bien. Su tía Rosario se quedó en Fuentes y tuvo que pasarlo mal porque estaba acostumbrada a vivir con sus otras dos hermanas, siempre juntas en la misma calle. Se quedó sola con sus padres. Una hermana se fue a Elche y otra Aznalcázar. Son historias de la emigración.

Pregunta.- ¿Cuéntanos quién eres?

Respuesta.- Nací en Fuentes el 13 agosto de 1965 y me fui a Elche en mayo de 1977, con once años. Como tantos otros fontaniegos, mi padre emigraba durante el verano a Suiza. Estaba allí 6 meses y otros 6 meses en Cordoba o en Jaén en la recolección de la aceituna. Hasta que se cansó de pasear maletas y decidió comprar vacas para quedarse en Fuentes definitivamente. El problema fue que no tenia sitio propio y el ganado no dejaba dinero. Toda la familia estaba pringada con las vacas para nada. Fue entonces cuando, por consejo de un primo que vino de vacaciones, tomó la decisión de irse con toda la familia a Elche. La misma o parecida historia de tantos fontaniegos.

P.- Que recuerdas de tu partida hacia Elche?

R.- Antes de irme definitivamente fui un mes antes con mi madre a ver un piso que había comprado ya mi padre en Elche con el dinero de la venta de la vacas. Allí había trabajo asegurado. Recuerdo que el mismo día que llegamos, mi madre fue a preguntar a dos fábricas de zapatos que había en nuestra misma calle para meter a mi hermana a trabajar. Era recuerdo un jueves y le dijeron que podía empezar a trabajar el día siguiente, viernes, por la mañana. Con todo y con eso, mi madre preguntó en otra fábrica que había más adelante y le dijeron que empezaba aquella misma tarde. Así estaba el trabajo en las fábricas de calzado de Elche en aquellos años. Sin embargo, hasta que nos acostumbramos, estábamos deseando venirnos para Fuentes.

P.- Tu hermana a trabajar ¿Y tú?

R.- Como nos fuimos a mitad de curso tuve que repetir sexto, terminé la escuela he hice un curso de FP. El mismo día que nos dieron las vacaciones me habló un amigo para preguntarme si quería trabajar en un taller de adornos para el calzado. Me fui con él y dejé la escuela. Al poco tiempo entré a trabajar en una agencia de transportes, que es donde he trabajado toda mi vida. Es la misma agencia de transporte en la que trabajaba mi padre, donde un primo suyo era encargado. Mi padre se jubiló allí, lo mismo que yo. He estado 40 años en esta empresa, de los cuales 25 he sido delegado sindical.

P.- Cuéntanos esa faceta sindicalista.

R.- Yo siempre he estado en la batalla de la defensa de los trabajadores, para mejorar las condiciones de trabajo. Aunque de buen rollo, de intentar solucionar las cosas. De hecho, todos mis compañeros hemos tenido unas buenas condiciones de trabajo pactadas con la empresa. Esos 25 años prácticamente he sido yo el presidente del comité de empresa. También puedo decirte que en mi faceta de sindicalista, la empresa en la que he estado ha tenido buenos convenios, de los mejores que había en la provincia de Alicante. En el mundo sindical estoy bastante comprometido y siempre para mejorar la vida de los trabajadores, nada de aprovecharme por interés propio. No comparto la fama que tienen algunos sindicalistas. Yo siempre he mirado por mis compañeros y eso ha hecho que haya sido bastante respetado y respetuoso.

P.- ¿Y en lo personal?

R.- Bien, tengo mujer, dos hijos y una nieta que me tiene loco. Compré mi pisito en Elche y un terrenillo que, como buen andaluz, he plantado de olivos que me dan aceite para la familia y para consumo propio, con una casita en el campo. La verdad es que la vida me ha tratado bien.

P.- ¿Cómo fueron los viajes a Fuentes de los primeros años?

R.- Eso no me quiero ni acordar. Eran una odisea de 12 horas en autobús, pasando por el centro de todos los pueblos. Luego tuve un Renault 6 y tardábamos algo menos, sin aire y sin nada. Pero veníamos contentos. Ahora en 5 horas estamos aquí.

P.- ¿Cómo ves Fuentes ahora ?

R.- Fuentes ha progresado mucho. Cuando me fui aún estaba la vía del tren llena de lagartos y ahora está precioso. Me encanta verlo así.

P.- ¿Cómo son tus recuerdos?

R.- Recuerdo el bar que había en la esquina en la calle Virgen de los Reyes (bar Garrafa). No habían echado todavía el asfalto y el suelo estaba lleno de tierra, piedras y canastitas de los tapones de cerveza. Uno de los Harapos, el Rey, nos decía "chavales, hay escondida una peseta debajo de las piedras" para tenernos siempre buscando y levantando piedras. Con las canastitas (chapas de cerveza) hacíamos punta a las flechas que hacíamos. El arco era bueno sólo si la fecha superaba la altura del silo. Recuerdo a Paco Adalid y a Jose Luis el de la Fe, que tenían vacas y siempre estaban encerradas. En verano hacían un sombrajo y, cuando salían de la casa, parecían toros bravos. Nos teníamos que esconder para que no nos atropellaran. Recuerdo nuestros primeros cigarrillos, cuando nos íbamos a los olivos del Calvario a fumar a escondidas. Guardábamos el paquete en un olivo y luego masticábamos hojas de olivo o vinagretas para que la boca no nos oliera  a tabaco. La verdad es que no parábamos, éramos una buena pandilla.

P.- ¿Y eso de volver?

R.- Volver, imposible. Mi padre vendió la casa del barrio la Rana porque nos tenía todos en Elche y yo pienso lo mismo. Ya va a ser difícil. Eso sí, estoy deseando estar en Fuentes siempre que puedo. Este carnaval no me lo pierdo y ahora que estoy jubilado, en cuanto puedo estoy en Fuentes. Y para terminar quiero decir que quiero a mi pueblo con toda mi alma. Me siento orgulloso de ser fontaniego, aunque no soy desagradecido y también me siento ilicitano. Elche es grande, con 230. 000 habitantes, aunque aquí no tenemos atasco y no deja de ser el pueblo que me acogido.