Culto y caridad. El sacerdote fontaniego Jaime Conde ha recordado esos dos principales preceptos de Cristo en su mensaje de exaltación de la Semana Santa. Sobre todo, caridad, ha dicho el párroco que ejerce su ministerio en el barrio de la Oliva de Sevilla. "Caridad, a veces, incluso al margen de Cristo". Jaime Conde ha empezado su discurso contando sus vivencias de todo este año de pandemia, en la que ha tenido que atender a cientos de personas solas, empobrecidas por la crisis, solas y enfermas. ¿Héroes? No, ha señalado. "Había que hacerlo".
Un año más, y van 15, la tertulia el Sahumerio ha organizado la exaltación de la Semana Santa de Fuentes. En esta ocasión le ha correspondido a Jaime Conde la tarea de pronunciar el discurso. Hace ahora seis años fue el pregonero. Hoy ha centrado su intervención en subrayar la obligación que tienen los cofrades de Fuentes de anteponer la caridad a cualquier otro criterio de su proceder diario. Les ha recordado unas palabras de San Juan en las que pregunta a los cristianos cómo van a amar a Dios, al que no ven, si no aman a su hermano, al que tienen al lado. "Y al prójimo como a uno mismo".
Varias veces en su intervención se ha referido a los pobres y a los humildes como auténticos "Cristos vivos" que están sufriendo ahora de forma especial con los despidos. Ha contado que ha visto en La Oliva, Las Tres Mil, Amate... a muchos de esos "Cristos vivos que no pueden pagar la hipoteca o ir a comprar al mercado". Cuando la pandemia llevó a cerrar muchas iglesias de Sevilla, él y dos jóvenes, con una furgoneta, repartieron alimentos a cientos de personas que no tenían para comprar o no podían salir.
"Yo he pasado mucho miedo", ha reconocido. Pero dice que Dios le hablaba para decirle que tenía que quedarse donde estaba. Porque una mujer del barrio se le quejaba de que "todo nos toca a los pobres". Y allí se ha quedado, sin heroísmo ni aspavientos, con su propia corona de espinas de ver a "padres y madres que no pueden mantener a sus hijos". O ayudando a mucha gente que ha visto morir a sus seres queridos sin poder abrazarlos, sin poder transitar el duelo. "Unid a eso la pobreza y tendréis la imagen de la tragedia" que se ha vivido y aún se vive en los barrios pobres.
Por eso el sacerdote ha insistido a los cofrades de Fuentes que se dejen de "encapotamientos, porque en Fuentes no hay altanería, y miren a los Cristos vivos que sufren. Ama a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo". Jaime Conde se ha definido como "un pobre cura de pueblo que ha hecho lo que tenía que hacer.